jueves, abril 25, 2024

LIBROS DE AYER Y HOY: ¿Donde están los 43?

Teresa Gil

laislaquebrillaba@yahoo.com.mx

 

La responsabilidad del gobierno mexicano fue señalada desde el principio en el caso de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa. Pero en este momento, ni Enrique Peña Nieto si su entonces Secretario de Gobernación- hoy senador-, Miguel Ángel Osorio Chong, han sido llamados a cuentas. De hecho se insiste en dos ex, el que era  procurador federal Jesús Murillo Karam y el ex de la Agencia de Investigación Criminal Tomás Zerón de Lucio. La insistencia sobre la  Verdad histórica y la negativa de Enrique Peña Nieto a hablar  sobre la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa con Angel Aguirre Rivero, gobernador entonces de Guerrero, entre otros datos que se han proporcionado,  dan una línea de la intervención  de su gobierno en esa desaparición. Al cumplirse el 26 de de septiembre los cinco años de la ausencia  de los 43 normalistas y el país está expectante, no hay un asidero concreto sobre los hechos. Los acontecimientos que han ocurrido en este lapso y ahora, poco antes, ponen en evidencia una complicidad  del gobierno anterior, en  esos hechos. Hay muchas pruebas que se eslabonan, publicadas por medios que investigaron  los hechos pero se menciona – la ONU lo confirma-, que hubo alteraciones y desaparición de otras pruebas.  Además, hay una vinculación que se expresa en sectores de los poderes mismos, el judicial ente ellos, que como una burla ha dejado libres unas semanas y días antes del aniversario, a 77 de los 142 presuntos involucrados en los sucesos y se dejaron sin efecto  63 pruebas de las que se tenían. Actualmente se habla de solo 44 pruebas vigentes. Doce más de  los implicados, además, están amparados y pueden salir en cualquier momento, mientras la Comisión de la Vedad avanza en las investigaciones. El actual gobierno comienza de cero, llama a aportar datos a quien los tenga y se apoya en los forenses argentinos que desde un  principio estuvieron en contra de la Verdad histórica que impuso el gobierno de Enrique Peña Nieto a través del ex procurador  Murillo Karam. Los años han sido largos y terribles para los padres, unidos en  una organización  defensiva para luchar por lo suyo. Si se encuentran evidencias, quizá nunca serán lo suficientemente completas y algunos padres seguirán  luchando y exigiendo la verdad, lo que augura que será éste, un caso abierto tal vez  para siempre. Diversos medios han aportado datos sobre casos de tortura de parte de Zerón , para obligar a los detenidos a ajustarse a la Verdad histórica; se sabe de números de  celulares que han respondido meses después de la desaparición y declaraciones que complementan una verdad distinta a la oficial. Los padres exigen la detención  de Zerón, que renunció a su puesto desde hace tres años, pero cuya conducta es la que más acerca pruebas contra el gobierno de Peña  Nieto.

 

LA BÚSQUEDA INCESANTE EN LA HISTORIA Y LA LITERATURA

Millones de desaparecidos en guerras, en desastres, en regímenes de tortura o por voluntad propia, han llenado libros e inspirado filmes, por la búsqueda desesperada de familiares y amigos. Ejemplos cercanos los tenemos en América del sur con los genocidas militaristas, situaciones que aún dejan abiertas muchas esperanzas y dudas sobre un reencuentro. Un  caso de paradigma han sido Las Madres de la Plaza de Mayo de Argentina, que han  dedicado parte de sus vidas en buscar a hijos, nietos y otros familiares. La esperanza se ha visto fortalecida con muchos -no los suficientes-, pero la búsqueda sigue. En México las organizaciones creadas por doña Rosario Ibarra que se iniciaron  con la búsqueda de su hijo Jesús y otros jóvenes, tiene ahora otras organizaciones de búsqueda de desaparecidos, en un contexto que arroja más de 40 mil  en la etapa del predominio del narco vinculado en algunos casos  con gobiernos. Enternecedora es la búsqueda de madres y familias que ellos mismos cavan en la tierra en búsqueda de restos y pasan sus vidas engarzando el sueño del reencuentro que en México poco se ha visto. Unos yacen en las oscuras grutas, en los pantanos, en páramos lejanos o fueron  eliminados por las infames maneras de los destructores.

 

A VECES HAY ESPERANZAS: AQUEL NIÑO  DE AMICIS QUE ENCONTRÓ  A  SU MADRE

Padres de los 43 sueñan con encontrar vivos a sus hijos. Puede ser  lejana esa esperanza pero el sueño sigue. Mientras, se siguen esculcando lugares y últimamente se busca en el basurero de Tepecuacuilco donde la saña asesina pudo, sin el mayor respeto, lacerar a los jóvenes. Una obra escrita  para niños en 1886, Corazón, Diario de un niño, del italiano Edmundo de Amicis llenó el mundo de fantasía de miles de niños durante décadas, fue llevado a la pantalla y emocionó la forma como  Marco  el protagonista de De los Apeninos a los Andes, uno de los cuentos, viajó por buena parte  del continente latinoamericano para encontrar a su madre que había ido a trabajar de  doméstica. No es muy largo el cuento, pero exhibe el profundo conocimiento que de Amicis tenía de esos espacios y la forma como lanzó a su protagonista de solo once años, por los lugares más inhóspitos en busca de algo que a éste se le escapaba. La dicha del final feliz se ve cuando Marco encuentra a su madre muy grave, casi desahuciada, pero gracias a su presencia y el apoyo de médicos solidarios logran incorporarla a la vida. El reencuentro con los normalistas se ve lejano. Ha transcurrido mucho tiempo y no hay contactos cercanos que puedan certificar su presencia en cárceles o penales secretos. Esa esperanza alentó en cierto tiempo a gente de Eureka en sus búsquedas, porque había gente cercana que había tenido contactos con desaparecidos en zonas militares, pero hasta el  momento en el caso de Ayotzinapa no hay nada reportado. Cualquiera que sea la circunstancia, debe prevalecer la justicia, y ejercerla con  dureza contra los culpables, como una garantía que nos atañe a todos los mexicanos. Y los padres, con el sueño vivo, deben de saber que no hay más grande valor que el que ellos mismos han demostrado,  luchando por sus hijos con  sus recuerdos a cuestas.

 

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